Hoy volvemos con Sunshine, esta vez con algo que no tiene nada que ver con el Sol, y que parece que se está convirtiendo en un estereotipo, ya que aparece en alguna otra película (como en Misión a Marte). Me refiero al peligro de congelación al exponerse al vacío. En una de las secuencias de la película, algunos tripulantes de la Icarus II se traslada a la Icarus I, y hay un problema con el enganche estanco por el que habían penetrado. La única forma de volver a la Icarus II es «a pelo», saliendo de la nave, cruzando unos metros de espacio vacío, y entrando en la otra nave. El problema es que sólo hay un traje espacial, y son tres los tripulantes que deben volver. Uno de ellos comenta que la temperatura exterior a la sombra del escudo solar, es muy próxima al cero absoluto, y que en unos segundos se puede morir congelado. Pero como no hay otra opción, el miembro más imprescindible de la tripulación se pone el traje, y los otros se la juegan, confiando en sobrevivir el tiempo suficiente. Así que abren la compuerta exterior, produciendo una descompresión que les lanza hacia la otra nave. Uno de los que van sin traje, queda fuera, y se congela en segundos. El otro, logra entrar en la nave, y tras presurizar el compartimento, es atendido rápidamente, mientras sufre síntomas de congelación.
Bueno, es verdad que en el espacio y «a la sombra», la temperatura es cercana al cero absoluto (concretamente, de unos 3 K). Sin embargo, precisamente por ser espacio vacío, su temperatura no es relevante a la hora de transmitir calor. ¿Por qué? Hace tiempo expliqué que hay cuatro mecanismos de trasmisión de calor: conducción, convección, radiación y evaporación. En el espacio vacío, la transmisión por conducción y convección no existe, precisamente por la no existencia de materia alrededor de nosotros. Así que sólo nos queda la pérdida de calor por radiación y por evaporación.
La pérdida de calor por radiación es totalmente independiente del entorno. Un cuerpo que esté por encima del cero absoluto (es decir, cualquier cuerpo del universo), por el mero hecho de estarlo, emite calor en forma de radiación electromagnética. Y ya está. No importa si alrededor hace frío o calor, la pérdida por radiación será siempre la misma. En el vacío del espacio, la pérdida de calor por radiación es igual a la que podamos tener en nuestra vida cotidiana. Hay que decir que al igual que nuestro cuerpo irradia calor, los objetos que hay a nuestro alrededor también lo hacen, por lo que al mismo tiempo que perdemos calor por radiación, recibimos calor también por radiación de los objetos circundantes. Así que el intercambio neto de calor por radiación varía con el entorno. Sin embargo, aun imaginando que no recibimos calor del entorno (y no es el caso, pues ambas naves deben irradiar algo de calor al exterior), nuestro rítmo de irradiación de calor no es tan grande como para que nuestra temperatura baje varios grados, en unos segundos.
La pérdida de calor por evaporación, se produce cuando un líquido se evapora. El cambio de estado de líquido a gaseoso, es un proceso que requiere aporte de calor, por lo que éste es tomado de su entorno. Así es como un botijo mantiene el agua fresquita, o como nuestro cuerpo combate el calor mediante la generación de sudor. En el caso de una exposición al vacío, esta pérdida sí que es mayor que la que se produce habitualmente. El punto de ebullición de un líquido aumenta con la presión, por lo que si la presión desciende, el punto de ebullición también. En el vacío, el punto de ebullición de nuestros fluidos es inferior a nuestra temperatura corporal, por lo que aquellos que estén expuestos al vacío, se evaporarían muy rápidamente. Ojo, que eso no quiere decir que nuestra sangre hierva de forma inmediata y explotemos, como vemos en algunas películas. Nuestro propio cuerpo mantiene presión en su interior. Únicamete los fluidos en contacto directo con el exterior, como la saliva o el sudor, serían afectados en los primeros segundos. Pero aún así, y aunque los tripulantes estuvieran empapados en sudor (debido a lo tenso de la situación), la pérdida de calor por evaporación no sería tan grande como para congelar a una persona en segundos.
Lo cierto, es que el verdadero peligro de una exposición al vacío está en la ausencia de oxígeno y la ausencia de presión. Por un lado, sin oxígeno no podemos respirar, por lo que moriríamos de hipoxia. Por otro lado, la ausencia de presión exterior puede producir daños en nuestros tejidos, debido a la diferencia de presión entre nuestro interior, y el exterior. De hecho, es preferible permitir que nuestros pulmones se vacíen (aunque así aguantemos menos sin respirar) ya que la presión del aire interior podría dañarlos de forma muy grave. Estos daños son todavía peores si la exposición se produce de forma brusca, mediante una descompresión explosiva, como ocurre en la peli.
Así que el frío no es problema. Una persona expuesta al vacío del espacio de forma accidental, sin duda puede morir en poco tiempo, pero no por congelación.