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jueves, junio 14, 2007

La dieta del ingeniero

Las dos semanas siguientes estaré de vacaciones en la playa, por lo que el blog estará parado. Pero no me despediré sin una última dosis de mala ciencia. Hay un correo electrónico pululando por ahí, que promete ser una de esas cadenas que se propagarán durante meses y años, que afirma que beber cerveza sirve para adelgazar, pues quemas más calorías de las que ingieres (gracias María). Lo reproduzco aquí:

DIETA DEL INGENIERO

Dieta fantástica:

Por las leyes de la Termodinámica, todos sabemos que una caloría es la energía necesaria para pasar 1 gr. de agua, de 21,5º a 22,5º C.

No es necesario ser ningún genio para calcular que si el hombre toma una copa de agua helada (200 ml o 200 g), aproximadamente a 0º, necesita 200 calorías para ponerla a 1º.

Para que haya un equilibrio térmico con la temperatura corporal, será necesarias unas 7.400 calorías para que estos 200 grs. de agua, alcancen los 37º de la temperatura corporal (200g x 37ºC).

Y para mantener esta temperatura, el cuerpo usa la única fuente de energía disponible: LA GRASA CORPORAL. O sea, que precisa quemar grasas para mantener la temperatura estable. La Termodinámica no nos deja mentir sobre esta deducción, las Leyes de la Física son inviolables.

Así, si una persona bebe una pinta de cerveza (aproximadamente 500 cc) a la temperatura de 0º, pierde aproximadamente 17.500 Calorías (500 g x 37ºC). Ahora bien. No vamos a despreciar las calorías que tiene la pinta de cerveza, que son aproximadamente 1000 calorías para los 500 grs. Si se restan estas calorías, tendremos que una persona pierde aproximadamente 16.500 Calorías por la ingesta de una pinta de cerveza helada. Obviamente, cuanto más helada esté la cerveza, mayor será la pérdida de calorías.

Como debe estar claro para todos, esto es mucho más efectivo que, por ejemplo, montar en bicicleta o correr, con lo que solo se quemarían unas 1.000 calorías por hora.

Así pues, adelgazar es terriblemente sencillo. Basta con beber cerveza bien helada, en grandes cantidades, y dejemos a la termodinámica hacer el resto.

CONTRA ESTO NO HAY ARGUMENTOS POSIBLES. LA TERMODINÁMICA ES UNA LEY QUE NO MIENTE

Bueno, obviamente la termodinámica no miente. De hecho, se considera que las Leyes de la Termodinámica son las más comprobadas de toda la física. ¿Entonces? Bueno, aunque el razonamiento es correcto, se parte de premisas falsas, con lo que la conclusión (beber cerveza para adelgazar), pues es falsa.

Veamos, es cierto que para elevar en un grado centígrado la temperatura del agua, es necesario aportar una caloría de energía, aunque conviene matizar que la cantidad exacta depende de la temperatura y de la presión. Además, no debemos olvidar que estamos hablando de agua. La cerveza no es agua, si bien tiene una gran cantidad de ésta, por lo que su calor específico no debería ser muy diferente. Lo mismo podemos decir de la equivalencia entre 500 cm3 y 500 g. La densidad de la cerveza no es exactamente 1 kg/l, por lo que 500 cm3 de la misma no corresponderán con exactamente 500 g. Además, una pinta es algo más de medio litro (unos 568 ml aproximadamente). Pero son detalles menores, que no deberían introducir demasiado error en los cálculos. No es ahí donde está la trampa.

Es más significativa la afirmación de que la grasa es la única fuente de energía disponible. Esto no es así. La grasa no es la única ni la más importante. La principal fuente energética de nuestro cuerpo (y de la gran mayoría de animales) son los glúcidos (hidratos de carbono para los amigos), como la glucosa. Son los glúcidos los que se utilizan directamente en la combustión celular. Lo que ocurre es que el cuerpo almacena las «sobras» energéticas en forma de grasas, utilizando los glúcidos que no consume para «fabricarlas» (o ingiriéndolas directamente). Si en un momento dado es necesario tirar de estas reservas, las grasas deben descomponerse para obtener el verdadero «combustible». Pero esto ocurre cuendo se han agotado los glúcidos, es decir, nuestro cuerpo «prefiere» utilizar directamente los glúcidos, a obtenerlos de las grasas. Aunque este detalle tampoco es especialmente importante en lo que a la conclusión se refiere.

La principal falacia que invalida la conclusión, es la cifra correspondiente a las calorías de la cerveza: 1.000 calorías por cada 500 gr. Este dato es totalmente falso, y muy alejado de la realidad. Veamos, la cantidad de calorías de una cerveza varía mucho dependiendo del tipo de la misma. No es lo mismo una rubia que una negra. Ni una de cebada que una de malta. Pero la diferencia más importante es entre las cervezas con alcohol y sin alcohol. Buscando un poco por internet ([1], [2], [3] y [4]), compruebo que la cifra está en torno a las 45 kcal para cervezas con alcohol, y 25 kcal para cervezas sin alcohol, por cada 100 g. Es decir, entre 225 y 125 kcal por cada 500 g. ¡Hey! ¿Entonces es mucho menor? No. Fijaos en las unidades: kilocalorías.

Supongo que no es necesario aclarar que una kilocaloría son 1.000 calorías. En el mundo de la dietética y la alimentación, se utiliza la kilocaloría. Todas las cantidades que veis en los envases de alimentos, referidas a su contenido calórico, están expresadas en kilocalorías, al igual que las dietas (como la de 1.800 kcal). Lo mismo ocurre con las supuestas 1.000 calorías que se consumen en una hora de ejercicio. En realidad son kilocalorías (y esa cifra sólo se alcanza con ejercicios muy intensos, sólo aptos para profesionales).

Así que hagamos los cálculos de verdad. El cuerpo pierde 17.500 calorías, es decir, 17,5 kcal, para igualar la temperatura de medio litro de cerveza (conviene añadir, que este gasto no es instantaneo). Así que en realidad tenemos un incremento neto de entre 207,5 kcal (cerveza «con») y 107,5 kcal (cerveza «sin»). Es decir, de adelgazar nada.

Efectivamente, la termodinámica no miente

jueves, junio 07, 2007

La Luna Azul

La semana pasada, recibí un correo electrónico de Evil Preacher (gracias), con un enlace a una noticia publicada en DERF, sobre un evento denominado «luna azul». Me preguntaba qué era eso, ya que no entendía muy bien lo que decía la noticia, ni le parecía coherente. Efectivamente, la redacción de la noticia es un galimatías que mezcla churras con merinas, como se dice vulgarmente. Se habla de la luna azul, de un eclipse de Antares, de un «casi-eclipse» de luna, del color azul de la luna... todo con una redacción confusa. Cito los tres primeros párrafos:

Con un color llamativamente azulado, se podrá ver el próximo jueves una enorme Luna Llena en el cielo argentino, la que a su vez eclipsará a una estrella gigante de la Constelación del Escorpión llamada Antares, informaron hoy fuentes especializadas.

Se verá una nueva fase de la Luna, llamada «azul», que es la repetición, dentro del mes calendario, de la Luna Llena, un fenómeno poco común que se apreciará a simple vista. Este extraño y doble fenómeno se podrá ver a las 19:40:01 Hora Oficial Argentina (HOA) hasta las 20:44:19 en Capital Federal y Gran Buenos Aires, y pocos minutos después en todo el territorio nacional.

Será el momento en que la Luna Azul oculte a una de las estrellas más brillantes y rojas del cielo, y por sólo 5 grados de arco de distancia no se producirá un eclipse total de Luna.

Aclaro que el jueves de la noticia se refiere al pasado 31 de mayo. Bien, cualquiera con un mínimo de sentido común se preguntará (como hizo Evil Preacher) qué tienen que ver las fases de la luna con que se vea azul, o si hay realmente alguna relación con el ocultamiento de una estrella roja. Pues bien, ninguna de las tres cosas tienen relación entre sí.

El término luna azul tiene varios significados. Desde el punto de vista astronómico (y moderno), una luna azul es una segunda luna llena dentro del mismo mes. ¿Cómor? Veamos, una lunación o més sinódico (hay varios tipos de meses lunares, dependiendo de qué eventos tomemos como inicio y fin) es el periodo que trascurre entre dos fases iguales consecutivas (por ejemplo, entre dos lunas llenas), y dura aproximadamente 29 días y medio. Puesto que hay 11 meses con más de 29 días, es fácil darse cuenta de que es posible que de vez en cuando haya meses con dos lunas llenas, una al inicio, y otra al final. De hecho, este mes en el que nos encontramos, junio de 2007, es uno de ellos. Ha habido luna llena el viernes 1, y habrá otra el sábado 30 (salvo en America y parte del Pacífico, por un detalle de husos horarios que comentaré más adelante).

Pero sólo es eso. No tiene nada de especial ni espectacular, y desde luego, la luna no se ve de color azul, sino igual de blanca (o gris) que siempre (puede incluso ser rojiza, si está cerca del horizonte).

Conviene hacer notar que esta definición es bastante moderna. En el siglo XIX, se llamaba luna azul a la tercera luna llena de una estación de cuatro lunas llenas. ¿Ein? No es tan complicado como parece. Una estación (primavera, verano, ya sabeis) dura tres meses (aunque no comienzan en un día 1), por lo que normalmente tendrá tres lunas llenas. En ocasiones, por el mismo motivo explicado antes, habrá una estación con cuatro lunas llenas. Pues bien, la tercera de ellas se consideraba la «de más», es decir, la luna azul.

Otro posible sentido de la expresión «luza azul», es cuando se ve la luna... de color azul. Sí, parece una perogrullada, pero puede ocurrir bajo determinadas condiciones atmosféricas. En ciertos casos, cuando el cielo está lleno de cenizas procedentes de espectaculares incendios forestales o erupciones volcánicas, éstas pueden absorber dispersar la radiación electromagnética correspondiente a la luz roja, provocando que la luna parezca azul. Estos acontecimientos son muy raros, y obviamente, no tienen nada que ver con las fases de la luna, ni con ningún tipo de evento astronómico. Son eventos exclusivamente atmosféricos. Un ejemplo de ellos fue la conocidísima erupción del volcan de la isla Krakatoa.

Un tercer significado aparece en la expresión inglesa «once in a blue moon» (una vez cada luna azul), que sería el equivalente a nuestro «de Pascuas a Ramos», o «de higos a brevas»; es decir, una expresión para indicar que un evento es raro, y no sucede a menudo. Parece ser que ya en el siglo XVI se utilizaba esta expresión, por lo que imagino que tiene su origen en las ocasionales lunas azules «de verdad», debidas a condiciones atmosféricas muy especiales. Eso explicaría su uso para denominar a una luna llena adicional, puesto que no tiene color azul, pero sí es un acontecimiento no habitual (pero es una suposición mía; ¿hay algún lingüista en la sala?).

Es importante hacer notar que desde el punto de vista astronómico, la luna llena es un evento instantáneo, es decir, tiene una fecha y una hora de ocurrencia muy concreta. Eso puede desconcertar a muchos, ya que por experiencia sabemos que la luna se puede contemplar llena dos o tres noches seguidas. Pero astronómicamente, la luna llena sucede en el instante exacto en el que la alineación Sol-Tierra-Luna es máxima. A simple vista, podemos seguir viendo la luna totalmente iluminada horas después, o incluso a la noche siguiente, pero eso es porque nuestros sentidos no son capaces de distinguir entre una luna llena al 100% y otra al 99%, por ejemplo.

Es importante tener esto claro, ya que la luna llena podría ocurrir en días distintos, dependiendo del huso horario. Eso es lo que ha ocurrido con la del pasado viernes. Si consultamos la la web del U.S. Naval Observatory, observaremos que la primera luna llena de junio de 2007 es el día 1 (como he comentado), a las 1:04 horas de Greenwich (en realidad, es UTC, que no es exactamente lo mismo, pero a efectos prácticos son equivalentes). El horario de Argentina es UTC-3, es decir, tres horas de retraso con respecto a Greenwich. Por tanto, la luna llena ocurre a las 22:04 horas del 31 de mayo. Es decir, justo el día antes, y por tanto, en Argentina (y en general, en todas aquellas zonas con más de una hora de retraso con respecto a Greenwich), es mayo el mes con dos lunas llenas, y es la del 31 la llamada «luna azul». En España, en cambio, tendremos dos lunas llenas en junio, y la «azul» será el día 30.

Así pues, la «luna azul» a la que se refiere la noticia, se trataba simplemente de la segunda luna llena del mes, y no tenía nada de especial. No fue de un color llamativamente azulado como dice el artículo, y por sí sola, es igual de espectacular que una luna llena cualquiera.

Lo que ocurre es que coincidió con un eclipse de Antares. Al igual que se producen eclipses de sol cuando la luna se interpone entre aquél y nosotros, se producen eclipses de estrellas cuando nuestro satélite se interpone entre ellas y nosotros. El caso de Antares es notable pues, como dice la noticia, es una de las estrellas más brillantes del cielo nocturno (concretamente, la decimosexta), y tiene un color rojizo que contrasta con el blanco de la luna. De hecho, el nombre es debido a su color, ya que proviene de «anti Ares», pues rivalizaba con Marte, que también es rojizo (y no olvidemos que el dios Marte era el equivalente romano de Ares). Para un aficionado a la astronomía, es un acontecimiento interesante, y se puede ver a simple vista, aunque obviamente no se puede comparar con un eclipse solar o lunar.

De hecho, las horas de inicio y fin del evento, son las del eclipse de Antares, no las de la luna llena (que como hemos visto, es a las 22:04, hora argentina); y el comentario sobre un fenómeno poco común que se apreciará a simple vista, también se refiere al eclipse, pues no tendría ningún sentido anunciar dicha característica sobre una luna llena (desde bien niños, sabemos que se puede observar a simple vista).

Diagrama que muestra la Tierra, y el movimiento aparente del Sol y la Luna. Las dos elipses que trazan, se cortan en dos puntos.

Mención especial merece la frase por sólo 5 grados de arco de distancia no se producirá un eclipse total de Luna. Uno podría pensar que no tenemos un eclipse de luna «por poco», y sin embargo, eso dista mucho de la realidad. Veréis, el plano de la órbita lunar no coincide con el plano de la órbita terrestre (llamado eclíptica), sino que forman un ángulo de unos 5º. Los puntos de intersección entre la órbita lunar y la eclíptica se denominan Nodos. Parece fácil ver que si ambos planos coincidieran, habría un eclipse solar cada luna nueva, y uno lunar cada luna llena. Sin embargo, al formar un ángulo, los eclipses sólo se producen cuando la luna atraviesa uno de esos nodos, durante una luna nueva o llena. Por tanto, si realmente no hubo un eclipse por 5º de diferencia, resulta que no fue «por poco», sino todo lo contrario. La luna llena se hallaba en su máxima separación angular de la sombra terrestre. Por tanto, no hubo eclipse «por mucho». Todo eso, si pensamos que el dato es correcto, y no se debió a una confusión del periodista, que tambien puede ser (confundir el hecho de que la inclinación de la órbita sea de 5º y por eso no hay eclipses todos los meses, con el que no hubiera un eclipse en este caso concreto por 5º de separación).

Finalmente, también hay que destacar la última frase de la noticia: El color más común de la Luna es el rojo cuando se encuentra sobre el horizonte en el atardecer. Mmmm... vale, la luna se ve roja cuando está sobre el horizonte (y no tiene que ser necesariamente al atardecer), pero desde luego no es su color más común. A menos que el redactor no considere el blanco como un color.